El repentino giro de 180 grados de la política pilló desprevenidos a la población y al frágil sistema sanitario del país, provocando una escasez generalizada de medicamentos para el resfriado y la fiebre y dejando a los hospitales luchando por hacer frente a un aumento sin precedentes de las infecciones.
A partir del 8 de enero, China eliminará los requisitos de cuarentena para las llegadas internacionales, en un importante paso hacia la reapertura de sus fronteras, que han mantenido al país aislado del resto del mundo durante casi tres años.
Los viajeros que lleguen al país solo tendrán que presentar un resultado negativo de la prueba COVID obtenido en las 48 horas anteriores a la salida, según anunció a última hora del lunes la Comisión Nacional de Salud de China. Actualmente, están sujetos a cinco días de cuarentena en el hotel y tres días de autoaislamiento en casa.
También se eliminarán las restricciones impuestas a las aerolíneas en cuanto al número de vuelos internacionales y la capacidad de pasajeros, según el anuncio.
La flexibilización de las fronteras forma parte de una medida más amplia de China para desmantelar lo que quedaba de su política de cero COVID, que se abandonó abruptamente a principios de este mes tras las protestas en todo el país por su elevado coste social y económico.
El repentino giro de 180 grados de la política pilló desprevenidos a la población y al frágil sistema sanitario del país, provocando una escasez generalizada de medicamentos para el resfriado y la fiebre y dejando a los hospitales luchando por hacer frente a un aumento sin precedentes de las infecciones.
Tras suprimir los cierres patronales, las pruebas masivas y permitir a los pacientes positivos permanecer en cuarentena en sus domicilios, el gobierno está eliminando otras medidas preventivas, como el rastreo de contactos.
China ha sellado sus fronteras desde marzo de 2020 para evitar la propagación del virus, manteniéndose en aislamiento global incluso mientras el resto del mundo se reabría y superaba la pandemia.
Se ha prohibido en gran medida la entrada de extranjeros en China, aparte de un número limitado de visitas de negocios o familiares. El NHC declaró que seguirá "optimizando" los trámites para que los extranjeros visiten China por motivos de trabajo, negocios, estudios o familiares y "facilitará" la solicitud de visados.
La supresión de las restricciones de viaje es también un gran alivio para los ciudadanos chinos que estudian o trabajan en el extranjero. Aquellos que no podían permitirse los elevados precios de los billetes de avión, las largas cuarentenas en los hoteles o los onerosos requisitos de las pruebas no han podido volver a casa en tres años.
Las autoridades también prometieron reanudar el turismo de salida para los ciudadanos chinos de forma ordenada, dependiendo de la situación internacional de la COVID y de la capacidad de los diversos servicios nacionales, aunque no ofrecieron plazos ni detalles sobre su aplicación.
En las redes sociales chinas, muchos celebraron la tan esperada relajación de los viajes internacionales. Ctrip, un sitio de reservas de viajes en China, dijo que las búsquedas de destinos turísticos populares en el extranjero en la plataforma se multiplicaron por 10 en la hora siguiente al anuncio de la nueva política.
Otros lamentaron el sufrimiento, las pérdidas y las oportunidades perdidas en los últimos años.
"¿Cuántas personas que solían cruzar las fronteras, desde estudiantes extranjeros a trabajadores que se ganan la vida en África, han tenido que cambiar sus planes de vida? ¿Cuántas familias han sido separadas y se les ha impedido ver a sus seres queridos por última vez? ¿Cuántos tres años tenemos en la vida? Estos tres años nos han cambiado para siempre", escribió un periodista chino en el sitio de microblogging Weibo.
Las máximas autoridades sanitarias chinas hicieron el lunes el arrollador anuncio como plan de acción para la degradación de su gestión de COVID.
Desde 2020, China ha clasificado el COVID como una enfermedad infecciosa de categoría B, pero la ha tratado como una enfermedad de categoría A, poniéndola al mismo nivel que la peste bubónica o el cólera y facultando a las autoridades locales para imponer cierres y otras restricciones. Ahora será tratada como enfermedad de categoría B, en la misma categoría que el VIH y la gripe aviar.
La Comisión también ha cambiado el nombre oficial en chino de COVID de "nueva neumonía por coronavirus" a "nueva infección por coronavirus", una modificación que, en su opinión, está "más en consonancia con las características actuales y el nivel de peligro de esta enfermedad".
"La variante Omicron, menos mortífera, se ha convertido en la cepa dominante del SRAS-Cov-2, y solo un número muy reducido de casos evolucionó a neumonía", señaló el NHC en el comunicado.
Los máximos dirigentes chinos han señalado recientemente que volverán a centrarse en el crecimiento el próximo año y han apostado por la relajación de las restricciones de la pandemia para levantar la economía.
El objetivo actual de China es preparar suficientes recursos médicos, según el comunicado del NHC. Las ciudades grandes y medianas tienen que transformar rápidamente sus "Fangcang", instalaciones improvisadas de cuarentena centralizada de COVID, en hospitales designados con suficiente personal sanitario, añadió el NHC.
El NHC tampoco descartó por completo la posibilidad de medidas de restricción temporales y locales en el futuro.
"Al gestionar los brotes, debemos prestar especial atención a la evaluación global en tiempo real de la intensidad del brote -presión sobre el sistema sanitario y situación general de la sociedad- y tomar las medidas legales adecuadas para limitar las actividades de grupo y los movimientos de las personas de forma flexible para aplanar la curva", señaló en el comunicado, añadiendo que podrían volver a imponerse cierres en residencias de ancianos si el brote es grave.
ENLACE ORIGINAL: https://edition.cnn.com/2022/12/26/business/china-travel-covid-quarantine/index.html